Cada vez que hablábamos parecía que algo profundo
nos acercaba, algo con magia, entrañable,
unos lazos de esos que no se desatan nunca más.
Pero no. Qué extraño lo nuestro...
No había lazos. Si bien nos separábamos,
se soltaban los hilos intangibles que nos unían.
Servían para unos breves momentos, los del encuentro.
La más corta distancia los hacía desaparecer.
Y otra vez la espera,
otra vez volver a ser dos desconocidos,
y la espera, la espera, la espera...
Hasta reunir fuerzas y llamarte.
¿Qué tal, "extraño", cómo estás?.
Tuve unos líos bárbaros, tú sabes cómo anda todo...
¿Las cosas han cambiado tanto?
¿Ya no es lo más importante el amor,
la relación humana, el compartir con otro penas,
sueños, problemas, alegrías?
Escuchar una vieja canción,
leer en voz alta un poema.
Una vez le abrí la pajarera a Mago
(así se llamaba mi canario) y el pequeño pájaro voló.
No tuvo miedo. No se detuvo. No miró hacia atrás.
¡Y nosotros, tan fuertes, tan pensantes,
tan declamadores de frases maravillosas...
no nos atrevemos a traspasar la puerta
que está siempre abierta, que nadie cierra...!
Tú ahí.
Yo aquí. No quiero hacer reproches.
No quiero oírlos, tampoco.
Me parece que tendríamos que haber hecho
las cosas de otro modo.
Dejar que el amor sea lo que debe ser:
la savia del árbol, las alas del alma, el color del agua,
las estrellas en el fondo de los ojos,
la locura en el pensamiento, el calor de la piel...
Dejar que el amor sea todo.
Que lo demás estorbe, que no importe.
Con tus palabras hiciste un mundo para mí.
Ahí está. Cerca de mí.
Ahuyentando oscuridades y demonios con su eco.
Al pronunciarlas pensando en mí,
invadiste mi territorio,
te metiste en mi mundo reservado y secreto...
¿Cómo vas a salir de aquí? No podrás.
Cuando alguien llega donde tu llegaste,
ahí se queda para siempre.
Te parecerá que puedes salir,
fantasearás con ello, pero no...
Estoy en tu mente y en la masa de tu sangre
y mientras ella corra por tu venas
no podras olvidarme.
Una red invisible te ha atrapado, lo quieras o no.
Estás en mi realidad virtual, en este espacio,
en los CDs que escucho cuatrocientas veces sin parar,
libros que releo, papeles que escribo
y no dejo que nadie lea…
Estás.
Vestido como yo quiero.
Diciendo lo que quiero que digas.
Pensando lo que quiero que pienses.
Sintiendo lo que quiero que sientas.
Porque mi mente está muy entrenada
y es capaz de fabricar imágenes y situaciones
que son las de la vida, o parecidas a la vida.
Quizás sea eso lo que a muchos
nos mantenga vivos: soñar que vivimos...
Mientras la vida cree que anda por ahí...
Mientras tú creas que andas por ahí.
Y no se den cuanta, ni tú ni la vida, que si yo olvido
¡No existen!
Deja que el amor te invada,
que no necesites nada más,
porque el...
llene toda tu vida.
Claroscuro (Textos de "Unida al Viento") M.P
|