Cuando Noé estaba plantando una viña, se apareció Satán y pidió permiso para ayudarlo.
Satán trajo primero un cordero, lo mató y vertió su sangre sobre los surcos. Después empapó la tierra con sangre de león. A continuación atrapó un mono y usó su sangre del mismo modo. Y finalmente le tocó el turno a un cerdo. Entonces Satán le explicó a Noé sus intenciones:
Cuando el hombre tome la primera copa de vino se volverá dulce y alegre como el cordero. Con la segunda copa, será valiente y peleador como el león, jactándose de su poder. Después de la tercera copa, se pondrá en ridículo como un mono. Pero si toma cuatro o más copas se convertirá en un cerdo repugnante, sucio y bestial, capaz de revolcarse en el barro.