Para hablar con otros, no necesitas unas técnicas
muy complicadas: solo requieres humildad,
dulzura y verdad. La humildad torna
cualquier palabra suave. Y cuando uno se
inclina, también lo hace el otro. Humildad
genera humildad y hace con que las relaciones
sean efectivas. Pero, al agregar dulzura a
las palabras, no la dulzura que es falsa, sino
la que es verdadera, entonces el otro aceptará
aún las más duras verdades. Ser dulce no
es complacer el otro a partir de sensaciones
falsas, a partir de sentimientos de los cuales
yo mismo no estoy convencido. Significa
hablar desde el corazón, para que el otro
entienda completamente, no escondiendo nada.
Si así lo haces, verás la mágica sonrisa que en
la cara del otro surgirá.
Mensaje positivo