En todos los juicios que yo hago sobre ti, hay un juicio sobre mí mismo, y ambos son igualmente ciertos o falsos.
Mientras piense que yo estoy en posesión de la verdad y tú no lo estás, crearé separación, desigualdad, y estableceré las bases para que el sufrimiento se instale en mi vida.
Lo mismo ocurre si pienso que tú posees la verdad y yo no.
La realidad es que ambos poseemos una parte de la verdad y una parte de ilusión.
Cuando sentimos que la otra persona nos acepta tal y como somos, tenemos la motivación para adaptarnos el uno al otro.
Adaptarse es hacerle al otro un lugar junto a nosotros; es no imponerse ni que se nos impongan.
El amor es aceptación.
Si pretendemos cambiar a quienes amamos surgen los grandes conflictos, las discusiones, nace el dolor, y poco a poco el amor muere.
El amor no muere de un día para el otro, comienza a apagarse lentamente como las luces del cine antes de comenzar la película.
Aceptar el otro con sus defectos, con sus virtudes, con su forma de ser que puede ser diametralmente opuesta a la nuestra, eso es amarlo.
El amor es un sentimiento que no debe ser analizado, se siente y como tal debemos asumir lo que sentimos y dejarnos llevar.
Debemos enamorarnos de las diferencias y no sólo de las semejanzas porque amor son dos personas que comienzan a ser una sin dejar de ser ellas mismas.
D/A