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General: FÁBULA DE GHANA (África occidental)
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: yumawhite0220  (Mensaje original) Enviado: 09/06/2011 15:56
FÁBULA DE GHANA (África occidental)

Un día la Vida tomó la figura de un joven apuesto
y se puso a caminar por el mundo.

A la orilla de un bosque vio una cabaña, entró y encontró allí
a un hombre pobre enfermo de elefantiasis: todos sus
miembros estaban hinchados y tan deformes que se movía
con mucha dificultad.

-¡Oh! ¿Que venturosos vientos te trajeron a mí?
¿Quién eres tú? -dijo el enfermo.

- Soy la Vida, -respondió el caminante.
Algunos me reconocen cuando llego, pero no cuando vuelvo.
Yo voy y vengo; volveré por estos lugares dentro de siete años.

¿Pero, por qué gimes tanto?

-Tengo una enfermedad horrible; ha destruido mi aspecto
humano y me ha quitado

la alegría de vivir. Ya no puedo más.

-Si quieres, -dijo la Vida, te curo. Pero tú me olvidarás.

-¡No! Le aseguró el enfermo. Guardaré eternamente en mi
memoria a quien me cure y le estaré agradecido para siempre.

La Vida esparció un polvo misterioso sobre el enfermo,
y éste quedó curado como por encanto.

La Vida siguió su camino y enseguida llegó a la cabaña de
un leproso.

-¡Oh! ¡Bendito tú que vienes a mí! -exclamó el leproso al ver
al hermoso joven. ¿Puedo saber tu nombre?

-Yo soy la Vida -dijo el recién llegado. Algunos me
reconocen cuando llego, pero no cuando regreso.
Voy y vengo.

Volveré por estos rumbos dentro de siete años.
Puedo curarte, ¿pero te acordarás de mí?

-No te olvidaré mientras viva -dijo el leproso.

La Vida lo curó y siguió su camino. Al llegar a una aldea,
se encontró con un ciego que buscaba el camino con un
bastón. Cuando oyó pasos, se detuvo y preguntó.

-¿Quién va? ¡Cuidado con este pobre ciego!

-Yo soy la Vida. Algunos me reconocen cuando llego,
pero no cuando vuelvo.

Curó también al ciego y desapareció. Pasaron los años,
y a su tiempo, como lo había prometido,

 volvió, pero esta vez oculto bajo la figura de un ciego.
Era ya tarde cuando llegó a la cabaña del ciego que había
curado. Tocó a la puerta. No estaba, pero le abrió su esposa.

-Tenga piedad de este pobre ciego -dijo la Vida.
Conozco a su esposo; ¿me puede dar un
refresco mientras lo espero? Me basta con un poco de agua.

-Mi esposo es un verdadero tonto -refunfuñó la mujer.
Trae a casa a cuanto pobre se encuentra.

Puso un poco de agua sucia en una vieja jícara y se la
ofreció de mal modo al falso ciego.

Por fin llegó el Señor de la casa, y la Vida se dirigió a él.

-Estoy de paso -dijo. ¿Puedes darme alojamiento hasta
mañana?

El hombre murmuró algo, después extendió una estera
en una esquina de la cabaña y dio al ciego un puñado de
cacahuates. Cuando despuntó el alba, la Vida llamó a su
anfitrión y le dijo:

-¿No te dije que algunos conocen a la Vida cuando viene
pero no cuando regresa? Tú no me has reconocido, porque
la ceguera se ha quedado en tu corazón, y volverá también
a tus ojos.

Dijo esto y salió dejando tras de sí una polvareda. El hombre
volvió a ser ciego, como siete años antes.

Cuando la Vida llegó a la cabaña del antiguo leproso,
se cubrió de una lepra tan horrible

que la seguían enjambres de moscas. Tocó a la puerta,
pero aquel hombre, viendo al leproso, no lo dejó entrar y
rehusó darle de comer porque estaba demasiado sucio.

-Te lo había dicho -le recordó el caminante. Algunos
conocen a la Vida cuando viene, pero no cuando regresa.

Dijo y se marchó dejando tras de sí un reguero del
misterioso polvo. El hombre ingrato se cubrió de nuevo de
tanta lepra que la carne se le caía a pedazos.

Cuando llegó a la cabaña del antiguo enfermo de
elefantiasis, la Vida se hinchó los miembros

de tal modo que a duras penas podía caminar. Se asomó
a la puerta y dijo:

-¡Buen hombre, un poco de refresco por caridad!

-¡Adelante! ¡Adelante! ¡Entra! -dijo el hombre,
apresurándose a ayudar al fingido enfermo.

¡Oh! ¡Que desgracia! ¡Tan joven y tan enfermo! Yo también,
hace tiempo, tuve esa fea enfermedad, pero pasó por aquí
un buen hombre y me curó. Quizá...

Y mientras hablaba puso a cocer un plato de arroz, dio al
enfermo nueces y una jícara llena de leche fresca, después
preparó un asado de carnero y se ocupó de cuidar al enfermo.

En la mañana, la Vida se presentó como el joven hermoso
que era y dijo:

-Tú has reconocido a la vida también a su regreso.
No olvidas los beneficios recibidos y sabes socorrer a quien
sufre lo mismo que tú has sufrido. Por eso permanecerás
sano y gozarás de prosperidad.

El hombre quiso hacer un regalo a la Vida, unas vacas.
Pero el joven se lo agradeció diciendo:

-No tengo necesidad de riquezas. Quiero que recuerdes una
cosa importante:

La Vida puede cambiar y traer hoy bienes y mañana males,
pero con frecuencia depende de ustedes hacerla mejor o peor.

 
D/A
 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: CONDUDA Enviado: 09/06/2011 20:01
CON LA MORALEJA ESTA DICHO TODO

GRACIAS POR ESTE PRECIADO MENSAJE

UN BESO



Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: chiruca Enviado: 09/06/2011 20:11
Muy interesante el relato yuma



Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: REVOLCHE Enviado: 10/06/2011 23:35


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