Al oír las canciones que en otro tiempo oía, del fondo en donde duermen mis pasiones el sueño de la nada, pienso que se alza irónica y sombría, la imagen ya enterrada de mis blancas y hermosas ilusiones, para decirme: —¡Necia!, lo que es ido ¡no vuelve!; lo pasado se ha perdido como en la noche va a perderse el día, ni hay para la vejez resurrecciones...
¡Por Dios, no me cantéis esas canciones que en otro tiempo oía!
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