No pienso renunciar
al laberinto
de sensaciones
que me declara tu piel
en contacto con la mía.
Me dejare llevar
por la curvatura
de tus deseos
y no hablare
otro idioma
que no sea
el que escucho
de tus entrañas.
Buceare en los limites
de tu horizonte,
donde termina
el vello erizado
en tu piel,
recorriéndolo
palmo a palmo
con las yemas excitadas
de mis dedos.
Me confirmare
como el experto
que busca
las humedades
ocultas de tu besos,
vibrando al compás
de lo que me quieras
ofrecer en tu sueños,
a veces desorientados,
a veces encontrados,
en la saliva
de tu reacción,
en el sudor salado
de tu emoción,
en el agridulce sabor
de mi voluptuosidad
desquiciada.
Ahora quizás el exilio
despunte al amanecer,
en este nuestro
espacio inventado donde
seré el exiliado más feliz,
el que un día no muy lejano
encontró el refugio tibio
de tus abrazos,
cálidos y acentuados,
aquellos que siempre
supiste darme,
acogiendo en tu morada
mis mas férrea pasión,
de encadenar palabras
envueltas en sentimientos,
los tuyos y los mios
que hoy dormitan
bajo las sabanas
de este sol
de media noche.