No renuncio al laberinto
de sensaciones,
que me declaro tu piel
en contacto con la mía.
Me deje llevar por la curvatura
de tus deseos y no hablare
otro idioma que no sea
el que escuche
en tus entrañas.
Buceare en los limites
de tu horizonte,
donde termina el vello erizado
en tu piel,
recorriéndolo palmo a palmo
con las yemas excitadas
de mis dedos.
Me confirmare como el experto
que busca las humedades
ocultas de tu besos,
vibrando al compás
de lo que me quieras
ofrecer en tu sueños,
a veces desorientados,
a veces encontrados,
en la saliva de tu reacción,
en el sudor salado de tu emoción,
en el agridulce sabor
de mi voluptuosidad
desquiciado.
Ahora quizás el exilio despunte al amanecer,
en este nuestro espacio inventado donde
seré el exiliado más feliz,
el que un día no muy lejano
encontró el refugio tibio
de tus abrazos,
cálidos y acentuados,
aquellos que siempre supiste darme,
acogiendo en tu morada
mis mas férrea pasión,
de encadenar palabras
envueltas en sentimientos,
los tuyos y los mios
que hoy dormitan bajo las sabanas
de este sol de media noche.
Solo me queda mirar este mar,
la tarde que llegaba
cuando nos bañamos
en las aguas donde en
ellas dejamos la fertilidad,
y
sueños...
Enrique