Cuando muera moriré durmiendo. Pero no moriré "mientras" duermo,
que es otra forma de morir.
Iré penetrando en las profundidades de mi sueño y me alejaré de aquí.
El sabor dulce de lo nuevo que existió siempre me separará
de las imaginarias imágenes que no vemos,
de las situaciones que no vivimos,
del verdadero sueño que abandonaremos.
Cuando muera me internaré de a poco en la verdad,
se desintegrará mi físico y mis sentidos.
Volaré sin alas.
No pensaré, seré el pensamiento.
Flotaré en la ecuanimidad con placer en el dolor y dolor en lo placentero.
Dibujaré mi propia imagen en el Cosmos infinito
con la estela de los viajantes permanentes.
Seguiré viajando a las profundidades de mi interior
hasta llegar al afuera de la inexistencia.
Allí donde el prójimo de mí misma danzará la única melodía existente.
Y descansaré... descansaré.
Ya sin posibilidad de descubrir nada pues todo estará brindado.
Y ya no "seré". Sólo "será".
Junto con todos los que deje.
Junto con todos los que me han dejado.
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