MI PUEBLO
En el viejo solaz cálido y serrano de una hermosa mañana pregonera,
bandadas de abadejos en el llano confirman en sus cantos, mis quimeras.
Recuerdos que hasta hoy aun vibran francos del lugar más bello y más soleado,
con enormes murallas de esmeralda y un corazón que late, en lo humano.
Son sus arterias por cierto, dos claros ríos que corren por el llano,
su pulso, es el latir sincero de un pueblo tan hermoso y tan lejano.
Callejón de mil sueños como estrellas, que te lleva sin freno a l alegría
del hogar que fue todo en esa espera, del tiempo de crecer hacia la vida.
Y en el viejo zaguán hoy rememoro el rodar de una antigua carretela,
y el relincho fugaz del brioso moro, en el canto plateado de la espuela.
Y la acrobacia en el verde de aquel loro que optimista vocifera en su arandela,
con palabras que le riñen al decoro, picantes, como el clavo y la canela.
El repique en la aldaba de la puerta y el ladrido del perro siempre alerta,
que alborota sin perder la galanura, con el garbo de un viejo centinela.
Y en el pozo de luz, el abrazo conmovido del retorno y el olvido,
o el triste adiós como un pájaro que vuela, es la bendición antigua de la abuela.
La historia del paseo dominguero y el riachuelo que cruza por el llano,
donde nacen en racimos flores nuevas, que son acaso como mil mujeres
que adornan con sus pasos mis quimeras.
Paraíso de luz que fue mi cuna en el lejano palpitar de mi provincia,
alejado de todos los bullicios que vive la gran ciudad, en su caricia.
Es mi pueblo, y como joya va engarzado en el largo collar verde esmeralda
de la campiña con su vivo encanto, y el mágico turquesa de su cielo.
adornado por todos esos cantos, de la canoras que viven en su seno;
y al influjo del sol y del riachuelo, despiertan con jolgorio y arrebato
Paraíso de luz que fue mi cuna, es el dulce latir de mi provincia,
alejada de ruidos y bullicios que sufre la gran ciudad, así es la vida.
EDUARDO