Me he quedao flipando - EL RINCÓN DE QUIJOTE

: Fábrica de tetra packs en Lund (Suecia) - Entheta / Wikimedia Commons

En Internet se difunden a diario ingentes cantidades de noticias, a menudo falsas o erróneas. Un buen ejemplo es el mito de la repasteurización de la leche.

Un hoax ("bulo", en inglés) es una tentativa de hacer creer a un grupo de personas que una noticia falsa es real o viceversa. El uso de herramientas complejas y avanzadas de comunicación de amplia difusión, como Internet, han permitido desde sus orígenes que este tipo de rumores sin base o noticias falsas lleguen a tomar, en determinados casos, enormes dimensiones, siguiendo una progresión geométrica de envíos, y generando engaños masivos, con mayor o menor grado de éxito según cada caso.

Cómo nace un bulo

Dentro del contexto de las guerras comerciales se generan con frecuencia bulos, pese a la inmoralidad de base de este tipo de prácticas, que acaban degenerando en inmensas campañas de desprestigio lanzadas contra productos concretos de una o varias marcas rivales.

Frecuentemente estos engaños están relacionados con el tema de la salud, y logran extenderse rápidamente, de forma viral, mediante la apelación a la responsabilidad y la buena conciencia de los receptores para realizar nuevos reenvíos a las personas que les preocupan.

El mito de la leche repasteurizada

Uno de los ejemplos más sonados de bulo a través de Internet ha sido el de la leche reciclada. Se aseguraba en estos e-mails -que en su versión más extendida (hubo varias) empezaba con el siguiente encabezado, "Si consumís leche en cartón lee esto que es importante” que “al no venderse dentro de determinado plazo, la leche en cartón regresa a la fábrica para ser repasteurizada. Esto puede ocurrir hasta cinco veces, lo que termina dejando la leche con un sabor diferente, aumentando la posibilidad de cuajar, reduciendo significativamente su calidad y hasta su valor nutricional”.

A continuación, el anónimo autor recomendaba fijarse en cierto numerito presente en la base del cartón para descubrir el número de pasteurizaciones sufridas por el producto: “Cuando la leche vuelve para la venta al consumidor final, el pequeño número que está marcado en la base de la caja, y que varía de 1 a 5, es modificado” (...). Lo ideal es comprar hasta el número tres, ya que números superiores significan que la calidad de la leche será dudosa”.

Cuando posteriormente fueron consultados varios organismos oficiales y empresas encargadas del control y evaluación de la calidad alimentaria sobre la veracidad del rumor, la respuesta fue unánime: falso.

La leche nunca es repasteurizada y nuevamente comercializada. Los envases se retiran antes de la fecha de vencimiento, y en todo caso su contenido, siempre y cuando no esté caducado, según el Instituto Leloir (Argentina), se destina a alimentación animal. Además, repasteurizarla supondría desnaturalizar sus proteínas, haciéndolas no asimilables para cualquier tracto digestivo, y tal operación no justificaría los costes del proceso.

Asimismo, el enigmático "numerito" que, efectivamente, se observa en algunos tetra briks no tiene nada que ver con ninguna supuesta cantidad de reciclados del producto, sino con el proceso de fabricación de los envases, producidos en grandes bobinas de 1,60m de ancho, que contienen varios rollos con secuencias de envases. Cada rollo de bobina recibe una numeración (de 1 a 5) que posibilita simplemente la identificación de la posición de la bobina en donde fue producido el envase.

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