Una Lágrima
María se mira en el espejo.
Son muchas las noches que no lo hace.
Mira su cuerpo desnudo reflejado en el espejo.
Se siente atractiva y esta noche no es distinta.
María siente una enorme tristeza
y una lágrima asoma a sus ojos.
No sabe muy bien cuál es el origen
y no sabe porqué se siente así.
Hoy apenas recuerda una sonrisa en sus labios,
ha sido algo fugaz…
Una llamada de teléfono,
alguien quería vender algo.
Se trataba de una vendedora afónica
que a duras penas podía hacerse entender.
María ha sonreído por primera
y única vez en el día
y se ha sentido afortunada,
porque cuando ella no se encuentra bien,
se abre un oscuro abismo a sus pies.
Hace un repaso rápido a su vida
y se sabe una mujer con suerte.
Tiene, un hogar, una familia,
gozan de buena salud,…
Entonces ¿por qué se siente así?
¿A qué se debe esta tristeza?
No tiene respuesta,
es algo que la invade, la posee,
la aniquila, la deja sin fuerzas…
Hoy apenas ha despegado los labios para hablar.
En algún momento del día lo hizo
para contestar a alguno de los chicos,
la charla con la vendedora sin voz y poco más.
Esta noche se acuesta temprano.
Las sábanas huelen a su perfume
se tapa con el edredón hasta la nariz y suspira,
porque, de nuevo esta noche,
en su cama sólo estará María.
Y ella sabe que no hay mayor soledad
que la que se siente cuando se está acompañada.
Su soledad, la que siente ella,
a veces la hago mía,
porque en algunas ocasiones,
yo soy María.
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