DUELO
Son mis manos mariposas que se convierten en humo
envueltas en el desgano que da el inclemente frío,
allá, donde los aromas se pierden en la más leve expresión
y la razón se vuelve como un lápiz infértil,
o tal vez como tinta ausente que plasma las ausencias
de vocablos escondidos, cual si fuera semen adormecido.
Bajo azules espirales de humo blanco que se eleva
en arrogancia fatal, ahogadas en la distancia
perdiéndose entre la nada, veo unas alas quemadas.
Son la historia de mi vida, siempre rodeando ese fuego
entre sus ríos de viento, ¿Y el recuerdo? ¡Son espasmos!
que recubren mi horizonte de falsos anhelos y miedos.
Y mi razón se transforma entre susurros de grillos
degustando los silencios de mis pobres manos frías,
y de la frágil presencia de mi amor, y tus caricias.
Amor callado que en efluvios de palabras trata sin fe de decir
que el espíritu está atado, y que sus cadenas me ahogan
cuando al fin, caigo dormido.
Si, son mis manos mariposas que en la tiniebla se posan,
y van mutilando mi mente cortando muy firmemente
los vocablos, los latidos, mi llanto y mi novenario.
Manos vanas que entre el humo pretenden ser un consuelo,
y tan solo pueden ser frágiles volutas de humo,
que se pierden en el cielo.
EDUARDO