CREPÚSCULO DE AMOR
La magia del crepúsculo envuelve a estas dos almas,
los lazos que la vida tendió por sus caminos
ceñidos ya se encuentran a comunes destinos,
y se acerca la hora y el late en la angustia,
y ella marca sus tiempos con serena caricia
y presiente que pronto, la ha de envolver la vida;
y la espera sin fin se desata inclemente,
y él no para de ver el camino celeste.
Y por el ya muy pronto llegará a él una flor,
su anhelo de mil noches, su mito y su pasión,
la musa de sus sueños, la causa de su amor,
cuna de sus ensueños, motivo y sinrazón.
Y en explosión solemne, embriaguez de color,
se unen sus miradas como ocurre en los cuentos,
en las viejas historias de princesas y amor.
Y asidos de la mano inician el camino,
camino sin retorno con rumbo a su destino,
ellos buscan su estrella muy junto al desatino
que este amor inconsciente, infiltrara en su mente
adhiriendo a sus cuerpos, mensajes sin palabras,
románticos encuentros, historias ya contadas.
Y el destino los guía hacia un punto lejano,
ahí huele a mentira, ahí huele a pecado,
mas el amor los hace recubrir con estrellas
los caminos más turbios, las más bajas esferas,
y un efluvio de vida con olores a rosas
conduce a los amantes a la entrega amorosa,
y entrelazan sus cuerpos, y sus pieles se tocan,
dos corazones laten, y el amor, los desboca.
Descargas de ternura emanan su fragancia,
y en este rinconcito de un sitio tan lejano,
se afirma en ese acto, un futuro cercano
de promesas calladas, de amor, calor y encanto,
y dos manos se unen con rumbo hacia el mañana
buscando una esperanza, sintiendo que algún día,
el destino podría, cumplir sus añoranzas.
Y al romperse el momento de esta mágica unión,
el da gracias al cielo por saber del amor
y ella sueña despierta con un mundo dorado,
donde la fe conserve la presencia invaluable
de ese su ser amado, que tal vez fue motivo,
en un tiempo ya vivido, o de un dulce pasado
EDUARDO