Desesperada vagaba aquella tarde entre ruinas, Vagaba extrañandote en el silencio del cielo. Las vestiduras hechas jirones, mirada perdida. El pájaro en la ventana observaba sin cantar No sabía qué hacer, ni tenía nada que hacer; Salvo esperarte, recordando sin recordar, la mente un vórtice de las promesas tuyas. Pero alguien tocó a mi puerta y eras tú Y mi alma se recompuso desde sus pedazos.
D/A
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