"… y en tu propia vida, poco a poco, te irás haciendo consciente
de que el cuerpo es sólo la vestimenta exterior:
tienes que cuidarlo, no debes desatenderlo, es valioso, pero no es todo.
Tú eres el maestro, no el sirviente. Y poco a poco,
cuanto más te adentres en tu interior, verás que la mente también
es una vestimenta, más íntima, más valiosa que el cuerpo,
pero no más valiosa que tú.
Tú permaneces como el valor supremo…”
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