- 'Mi primera impresión de la Parroquia la tuve con la primera confesión que me tocó escuchar.
Pensé que me había enviado el Obispo a un lugar terrible, ya que la primera persona que se confesó me dijo que había robado un televisor, que les había robado dinero a sus padres, había robado también en la empresa donde trabajaba, además de tener aventuras sexuales con la esposa de su jefe.
También en ocasiones se dedicaba al tráfico y a la venta de drogas.
Y para finalizar, confesó que le había trasmitido una enfermedad venérea a su propia hermana.
Me quedé asombrado, escandalizado y asustadísimo...
Pero cuando transcurrió un tiempo, fui conociendo más a la gente y vi que no eran todos así,
vi una parroquia llena de gente responsable, con valores, comprometida con su fe.
Y así he vivido los 25 años más maravillosos de mi sacerdocio'.