Creemos que poseemos cosas, como automóviles, iPads, acciones y vínculos. Esta posesión inunda nuestros trabajos, nuestras responsabilidades y, con frecuencia, nuestras relaciones. ¿Cuántos de nosotros no hemos dicho las palabras "me perteneces" o "soy tuyo"? No somos dueños de nada. Cualquier cosa que se pueda perder mañana no nos pertenece. |