Muy a menudo pedimos respuestas en nuestras oraciones, pero estamos muy ocupados y apresurados por escucharlas. Pienso que las oraciones más efectivas no son hechas por las palabras que pronunciamos, sino por el silencio que guardamos. Pedir orientación no es suficiente. Debemos estar abiertos a escuchar el mensaje que nuestra alma nos está enviando. Dale un giro. Permítete escucharte a ti mismo.