¿Alguna vez notaste cómo nos enamoramos de nuestras ideas? ¿Cómo nos obsesionamos con ellas? Incluso nos damos palmaditas en la espalda por haberlas tenido. Pero ¿cuántas llegas a manifestar? Uno de los retos que afrontamos para realizar nuestras ideas es que sentimos tanto placer sólo por “pensar” en ellas que nos llenamos tanto que no podemos movernos para manifestarlas. Las ideas no son nada si no se manifiestan. Es por ello que la verdadera realización se encuentra cuando nos comprometemos a actuar según lo que pensamos.