que te busco y no te encuentro.
rodeado de lírios morados y tomillos;
sí, aquí reposan mis despojos
porque el alma ya se ha ido.
Vengo a verte, algunas veces,
¿Te acuerdas de mi infancia
¡Qué alegría! visitando de tu mano,
a tus amigos y a los míos,
y los golpes del martillo
sobre el yunque, con sonido,
o recibiendo tus cariños.
Emigre a otras tierras, lejos de
tu camino, llegue a tiempo de tenerte unos
años menos de los que recibo.
Tú, ahora, eres distancia
y sin quererlo, no has vivido;
sin pedirme, a mí, permiso,
que en mi vida han sucedido, se
que me obserbas que me miras
y no hablas es ese el destino,
de el no se salva nadie ni el rey mismo.
Es mi boda, con mi esposa,
son mis nietos, son mis hijos…
cuántas cosas he querido!
al calor de la familia y los amigos,
pero ya es tarde para oírnos
y perdido ando, yo, en el camino.
Mira allá entre las nubes,
por encima de tus sueños,
que me dicen tantas cosas
de tu vida y mi destino.
Hoy quedo en la venta viendo
viendo una ventana que no olvido.
Enrique