A veces quieres acallar las voces que hablan en tu mente, voces que llegan desde recuerdos lejanos, desde posibles futuros o desde deseos no satisfechos. Voces que hablan todo el tiempo y no te dan tregua. Quieres liberarte de ellas y buscas el silencio interior. Pero dime, buscador: ¿Qué es el silencio interior? Hay caminos que te pueden llevar fuera del camino. Puedes cambiar de ciudad de amigos, y de trabajo o sentir ganas de retirarte del mundo para transcurrir tu tiempo en soledad. Crees que haciendo así lograrás acallar el ruidoso río de tus pensamientos y unirte contigo mismo en silenciosa contemplación. Te aseguro que la contemplación resulta útil cuando interaccionas con aquello que contemplas pero contemplar sólo por el hecho de estarse quieto puede ser una pérdida de tiempo y de esfuerzo. De todos modos las voces están allí, una idea sigue a la otra y tu interior es una procesión de pensamientos que te toman y te dejan a su antojo. De eso es fácil deducir que no conoces tu mente sino sólo aquello que ves de tu mente cuando tu mente se calma un poco. Dime la verdad: ¿Has podido acallar tu mente? Si los has hecho es porque la controlas y entonces de nada te sirve su silencio ya que has logrado imponerle tu voluntad. Conocer es el punto. ¿Conoces tu mente? Si esto es verdad no hay nada que te pueda ser enseñado: has llegado al punto que millones de personas han buscado durante siglos. Pero también es posible que tu conocimiento sea falso y solo tengas la ilusión de controlar tu mente. Si la conocieras sabrías que conocer también es recordar, recordar que estás buscando y que ningún aprendizaje se da sólo por contemplar la vía porque aunque no pertenezcas al mundo no puedes negar que te mueves dentro del mundo. Escucha: Tu afirmas estar en la búsqueda de ti mismo o de la iluminación o del amor o de todas estas cosas al mismo tiempo. Pero: Si tu familia te pide comida ¿Crees que la solución es irte de tu hogar? Si las paredes de tu casa se caen en pedazos ¿acaso piensas que lo mejor es vivir en una gruta? Si tu cuerpo te recuerda sus necesidades ¿imaginas que lo ideal sería no tener un cuerpo? Buscador: debes liberarte de lo cotidiano en medio de lo cotidiano, sin alejarte de lo cotidiano. Cuando intentas escapar sólo estas cayendo en otra trampa del camino. De todos modos, puedes creer que tu mayor éxito sería vaciar la mente de todo pensamiento hasta que te ilumine el resplandor de lo real y liberarte así de los sufrimientos del mundo. Cuidado: no se trata de borrar pensamientos y deseos sino de no correr tras ellos, de no ser de ellos. Buscador: de nada sirve refugiarse en las altas montañas lejos de los hombres y la rutina: tus voces interiores, tu música privada te acompañarán a cada paso en todo lugar. Los pensamientos que buscas acallar cruzan tu mente sin pausa y proyectan sobre ti su penumbra. No sirve reprimirlos, negarlos, afirmar que no existen. Sólo una cosa puedes hacer: observarlos, observarlos sin dejarte arrastrar por ellos. ¿Has notado cómo miran los recién nacidos? Miran sin ver, para ellos tu rostro no significa nada no tiene ninguna importancia ven sólo un objeto que se interpone ante ellos y la luz del día. Eso eres tú a sus ojos: una sombra. Por lo tanto esas voces que bailan en tu mente menor son sombras de una sombra, fantasmas sin existencia real por eso puedes observarlas sin verlas, sin darles significado, sin alimentarlas con tu emotividad. Cuando te capturan dejas de ser tú y te conviertes en ellas. Es tu mirada emotiva lo que nutre esas sombras y las mantiene con vida. Pero no debes sentirte culpable si no logras detener su flujo continuo. Aunque lo desearas: ¿Podrías detener la carrera de la sangre por tus venas? ¿Podrías detener el crecimiento de tus uñas? ¿Podrías sujetar tu cerebro? Debes saber que ese constante flujo de ideas es algo natural y orgánico, es la actividad de tu mente menor y de nada sirve culparte por algo que está en la naturaleza de las cosas. En cambio sirve darse cuenta que tú no eres sólo un río de pensamientos. Tú eres algo más que eso no el pequeño ser que confunde sus sombras con la realidad, no la diminuta mente que se pierde en sus juegos mecánicos sino algo conectado con una inteligencia mayor infinitamente mayor, una idea cósmica. Ojalá, buscador, que sepas reconocer esa unión en ti, ese contacto que te liga a la fuente de la vida. Ojalá que aprendas a separar lo que eres de aquello que no eres y ojalá entiendas que el silencio no existe: Lo que existe es la posibilidad que tu instrumento armonice con la sinfonía del universo.
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