No tendrá Buenos Aires un río de cobalto
Ni en sus cofres tesoros de vivas esmeraldas,
Pero el cielo celeste es bandera en lo alto
Y extensa pampa verde se brinda a sus espaldas.
Falto de Budas de oro o faroles de piedra,
Alminares curiosos o jardines alados,
Mas es rica en paredes apretadas de hiedra
Y jazmines, aromos y ceibos colorados.
Posee todavía trepadoras glicinas,
Trémulas madreselvas, vocingleros gorriones,
Cuando no el aleo perspicaz de golondrinas
Percutiendo cristales, revolando balcones.
Y el sol, siempre con sol en patios y terrazas,
Tejiendo entre los árboles de las umbrías plazas.
REBORA MARILINA