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General: ASTURIAS
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De: mar luarca7  (Mensaje original) Enviado: 09/04/2013 11:39

España

Asturias, el origen de España

Día 04/04/2013

Pese a su modesta superficie y población, la región ha contribuido desde antiguo a escribir relevantes páginas de nuestra historia

Asturias, el origen de España

Woody Allen, en una ocasión, recomendó visitar Asturias para evadirse de lo feo del mundo. En esa breve frase, el genial cineasta neoyorquino logró sintetizar en muy buena medida la capacidad evocadora que el nombre de esta tierra tiene para muchísimos españoles.

No obstante lo modesto de las cifras de superficie y población del Principado y de sus tradicionalmente deficientes vías de comunicación con el resto del país, Asturias ha contribuido desde antiguo a escribir relevantes páginas de la Historia de España. Grandes nombres de nuestro pasado como Valdés Salas, Pedro Menéndez de Avilés, Campomanes, Jovellanos, Argüelles, Riego, el Conde de Toreno, Alejandro Mon, Fernando Villaamil, Clarín, Indalecio Prieto, Severo Ochoa o Grande Covián, entre otros muchos, tuvieron en Asturias sus raíces.

Con ocasión de la constitución de la Fundación Príncipe de Asturias en 1980, el profesor Emilio Alarcos hizo una atinada reflexión: «He aquí dos rasgos típicamente asturianos: nadie más satisfecho de su propio terruño y de sus propias tradiciones que el asturiano, pero nadie menos dispuesto a que su proyección quede reducida a la región originaria».

Dichos rasgos -el localismo y la visión cosmopolita- forjan en muy buena medida el carácter asturiano. Así, el orgullo por lo propio, el amor a las raíces y el cultivo de las tradiciones conviven de forma fluida y natural con la pertenencia, activa e integradora, al proyecto común de España. Y este carácter ha sido, además, sabiamente preservado por los asturianos que en su día emigraron, principalmente a América, y por los que lo hacen en la actualidad.

Una situación difícil

El Principado de Asturias, al igual que el resto de España, atraviesa un momento difícil. Frente a visiones derrotistas e improductivas, se impone una revisión crítica de nuestras debilidades y fortalezas y de las amenazas y oportunidades existentes, única forma de afrontar con garantías el futuro.

Si bien el veinte por ciento de la actividad productiva en Asturias tiene origen industrial, el sector extractivo y el siderometalúrgico han reducido sensiblemente el peso que tuvieron décadas atrás. Aun así, una parte importante de las industrias tradicionales del sector siderometalúrgico ha sabido adaptarse a los tiempos y ganar competitividad gracias a la innovación y a las ventajas logísticas que resultan de la existencia de los puertos de Avilés y Gijón.

Junto a ellas, punteras firmas de ingeniería y consultoría, una pujante industria agroalimentaria, astilleros especializados o empresas del sector de las tecnologías de la información y de la comunicación tratan día a día de cimentar el futuro de la región. A ello contribuyen instituciones centenarias como la Universidad de Oviedo, con más de 450 años de trayectoria, o iniciativas pioneras como Valnalón, que desde 1987 promueve la cultura emprendedora.

Cierto es que el desarrollo industrial de Asturias atrajo a los grandes núcleos urbanos del centro de la región a una mayoría de la población, provocando un lento y progresivo despoblamiento de la Asturias rural, tanto en oriente como en occidente. Este proceso, que continúa en la actualidad, es uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos.

Con más de un tercio de su extensión protegida, de Ribadedeva a Castropol, el paisaje natural asturiano es deslumbrante, con bosques autóctonos de gran extensión, magníficos picos y sierras junto al mar, cuyas playas cuentan con 19 banderas azules. La naturaleza, la biodiversidad y el paisaje son, por lo tanto, uno de los mayores activos de Asturias y una de sus potenciales vías de desarrollo en el futuro. Junto con la gastronomía, tradicional o de vanguardia, y la gran variedad de opciones de alojamiento, conforman elementos esenciales para atraer turismo nacional e internacional.

El patrimonio histórico-artístico diseminado por nuestro territorio tiene su máximo exponente en lo que Jovellanos denominó arte asturiano y que hoy es conocido como prerrománico asturiano. Junto a él, las cuevas prehistóricas, los yacimientos arqueológicos, los núcleos urbanos de gran riqueza artística, la Catedral de Oviedo y numerosos ejemplos de conjuntos palaciegos y de arquitectura civil dan testimonio de la historia y de la iniciativa de los que nos precedieron. Este legado se refleja en el cuidado e interés con que la sociedad asturiana promueve, acoge y participa hoy en las más variadas manifestaciones culturales y artísticas.

Entre ellas figura, muy particularmente, la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, con la que se distingue a instituciones y personalidades excelentes y ejemplares. Escritores, arquitectos, músicos, científicos, políticos, economistas, astronautas, deportistas, todos ellos reciben en el Principado el reconocimiento de los asturianos, que los acogen con generosidad y calor. Una hospitalidad que refleja su espíritu solidario y participativo, cristalizado en una tupida red de organizaciones, iniciativas y proyectos comunes que conforman la sociedad civil de esta tierra.

La ceremonia de entrega de los Premios es una ocasión única para escuchar voces excepcionales reflexionar sobre cuestiones esenciales que a todos nos competen: la cultura, la ciencia, la solidaridad, los derechos humanos… En definitiva, sobre los valores que nos hacen mejores y nos alientan a progresar.

Sobre el futuro y el progreso fueron precisamente las últimas palabras que se escucharon el pasado año en el Teatro Campoamor, pronunciadas por S.A.R. el Príncipe de Asturias: «Hemos de seguir construyendo nuestro futuro paso a paso; con un pie firme en el presente y con una decidida voluntad de superar los desencuentros; preservando los afectos y manteniendo vivas las emociones y los sentimientos que compartimos, forjados a través de nuestra larga historia común.

Un futuro basado en el respeto y la confianza mutua entre todos los españoles y en el que podamos trabajar cada uno con su propia personalidad y con espíritu constructivo en una empresa común, en un mismo proyecto de convivencia.»

En ese proyecto común de convivencia y de futuro, en el que necesariamente han de estar presentes el esfuerzo, el diálogo y el sentido crítico, participa al igual que lo ha hecho siempre, Asturias.



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