..Había una vez...
un horrible ogro al que todos odiaban.
Compró en la tienda un espejo de su propio tamaño.
Lo colocó en uno de los muros de su palacio.
Podía verse en él de cuerpo entero.
El vendedor le había asegurado algo que terminó
por convencerlo.
Este espejo lo embellecerá, mi excelentísimo señor,
se verá usted en él como siempre quiso verse.
Pasaba horas el ogro frente al espejo
comprobando sus bondades.
Era cierta la promesa del tendero,
podía verse allí como
siempre había soñado ser.
Cambió el ogro su mirada sobre sí mismo, y consiguió
que todos lo vieran distinto,
a pesar de que su cuerpo no se
había transformado.
Ya no era tan horrible para los demás,
porque había comenzado a embellecerse para él.
Ya no era odiado por todos, porque había aprendido
a quererse en el espejo.
Moraleja:
Descúbrete a tí mismo con amor,
para que los demás comiencen a quererte.