Cierta ocasión un gallego se encontró un espejo en el suelo y entonces dijo ¿A este tipo yo lo conozco? Se lo guardo en el bolsillo y repetidamente se decía lo mismo pensando que era una foto. Llega a su casa y estando en la mitad del almuerzo con su familia saca su espejo y vuelve a pensar lo mismo. La esposa desconcertada por lo que tenía en sus manos le pregunta ¿Qué pasa mi amor, que tienes en tus manos? y el le responde que nada, que no es nada.
La esposa queda con la duda y decide a media noche buscar con todos sus cabellos desarreglados, va a buscar el pantalón, saca del bolsillo lo que tenía guardado su esposo, y oh que sorpresa dice ella: ¡Ah una amante y hasta cara de puta tiene la desgraciada!