Cuando me amé de verdad, pude comprender que en cualquier circunstancia, estaba en el lugar correcto a la hora correcta. Entonces pude relajarme.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que el sufrimiento emocional es una señal de que estoy yendo contra mi verdad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente y comencé a ver que todo lo que sucede contribuye para mi crecimiento.
Cuando me amé de verdad, comencé a percibir como es ofensivo intentar forzar a alguna cosa a alguien que todavía no está preparado - incluyéndome.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuera saludable: personas, tareas, creencias y -cualquier cosa que me disminuyera. Mi razón llamó a eso egoísmo. Pero hoy sé que es amor-propio.