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General: ¿ COMO PEDIR PERDON ?
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: QUIJOTE  (Mensaje original) Enviado: 29/11/2010 12:51
Perdón, ¿cómo pedirlo?
Lo primordial a la hora de disculparse es hacerlo en serio, sin excusas ni justificaciones.
Ser capaz de pronunciar "la palabra mágica", demuestra madurez, empatía y humildad, además de fortalecer todo tipo de vínculo.
No siempre repara el daño, pero igual es saludable.
Hablar de más, engañar, subestimar, reaccionar agresivamente; en resumen, hacer cualquier cosa que moleste,
entristezca o perjudique a otro. Quien se haya encontrado en alguna de esas situaciones -ni más ni menos que un despliegue de humanidad- sabe que no existe máquina del tiempo que resetee el error. Es entonces que sólo queda tomar conciencia del daño causado,
asumir la responsabilidad, y pedir perdón.
Pero, claro, es más fácil equivocarse que luego hacerse cargo del conflicto. Sobre las implicaciones de abordar al toro por los cuernos y verbalizar un "estuve mal, lo siento", los psicólogos mencionan al orgullo, la autoestima, la madurez e incluso el sentido del humor.
¿Por qué a veces cuesta tanto pronunciar la palabra mágica? El psicoanalista Luis Correa otorga que está en juego una resistencia, y encuentra dos explicaciones posibles. "La primera nos interroga sobre el carácter inconsciente del daño u ofensa infringido al otro.
 ¿No será que por motivos inconscientes lo que queríamos era justamente dañar a esa persona, tal vez porque algo previo que esa persona hizo nos afectó negativamente? ¿No podremos advertir que el deseo profundo se satisface más en la situación de encono que en la de reconciliación? Si fuera así, más allá de reconocer concientemente que hicimos algo malo, el no pedir perdón respondería al deseo de castigar al otro, aún cuando en su momento quizás ni siquiera hayamos advertido nuestro enojo latente".
Una segunda explicación psicológica de esa resistencia a pedir disculpas tiene que ver, sigue Correa, con el narcisismo.
Cuando la autoestima es excesiva, la persona tiene dificultades para establecer empatía hacia los demás; en otras palabras,
le cuesta ponerse en el lugar del otro. "En esos casos, la dificultad para pedir perdón se vincula con la fragilidad del narcisismo.
A pesar de que el sujeto parece muy seguro de sí mismo, en el fondo se siente tan débil que no se puede dar el lujo de cuestionarse en serio, de experimentar sentimientos de culpa. Pedir perdón es captado como una humillación, un sometimiento, y por eso cuesta hacerlo con sinceridad".
Su colega Roberto Balaguer coincide en que en estos casos la empatía es fundamental. Disculparse "trae implícito ponerse en el lugar del otro. Sin ello, no es posible hacerlo genuinamente, y menos aún ser perdonado".
Sentirse disculpado no sólo puede traer tranquilidad de conciencia, o alivio; hasta ocasiona beneficios para la salud. Así lo dictaminó tiempo atrás una investigación de la Universidad de California, en Estados Unidos. Tras una encuesta entre 100 mujeres, se concluyó que tanto aquellas que se disculpan por todo -incluso por cosas que no son necesarias- como las que atraviesan un período de rebelión y no piden perdón por nada, tienden a experimentar más desórdenes relacionados al estrés y la ansiedad que aquellas mujeres que superaron tanto la etapa de seguir las reglas como la de las reacciones desmedidas.
Del otro lado del mostrador, también hay consecuencias físicas. Otro estudio, esta vez de la Universidad de Virginia, demostró que la frecuencia cardíaca, la presión arterial, los niveles de sudoración y la tensión facial disminuyen en las víctimas de equivocaciones cuando éstas imaginan a sus ofensores pidiéndoles disculpas.
"Pedir perdón es una cosa muy saludable, que habla de que mi autoestima está firme, que mi orgullo no me ciega y que puedo estar equivocado", sostiene por su parte el psicoterapeuta Álvaro Alcuri. Para él, la dificultad para expresar arrepentimiento depende antes que nada de la personalidad. "En personas más estereotipadas, cada vez que se equivocan se les cae la personalidad frente a sus propios ojos;
 la autoestima mengua. Es como una herida narcisista: cómo te vas a equivocar, vos que creías saberlo todo.
Para los más rígidos, los más narcisistas o los más inmaduros, es inadmisible. Decir `me equivoqué`, en cambio, es una señal de salud, de fortaleza psíquica, de buena relación con uno mismo, de buena autoestima, de madurez, de sentido del humor.
 Para las relaciones, es absolutamente fortalecedor. El que no sabe pedir perdón, está totalmente complicado en cualquier vínculo interpersonal. Los vínculos son más rígidos, pierden calidez, naturalidad, contacto con los otros", señala.
perdón sin olvido. Lo primordial, a la hora de disculparse, es hacerlo en serio. Por lo que, para empezar, hay que estar sinceramente arrepentido y convencido de que la responsabilidad (ya sea al contado o en cuotas) corre por su cuenta.
Es decir, usted es el culpable del conflicto. Por eso mismo, no vale empezar la disculpa con un "si es que te agredí te pido perdón";
nada de "si". Tampoco poner excusas o justificar la actitud reprochable (ver servicio). A este respecto, el psicólogo Luis Correa retoma la figura de los narcisistas incapaces de empatía. "En el extremo, cuando no tienen más remedio que disculparse, buscan `el empate`, es decir, argumentar que estuvieron mal, pero que el otro también. Ese proceso a veces ocurre solo en su pensamiento, sin comunicarlo, pero tiene el efecto de aliviar la ansiedad culpógena que para ellos es intolerable".
Ojo, tampoco vale pasarse "haciendo macanas", dispuestos a pedir perdón por todo. Esa reiteración le resta valor al pedido, que termina sin ser creíble. Este tipo de situaciones se da bastante en la pareja. "Están los piolas, los avivados que esperan que les permitan y contemplen todo. Esas cosas suelen pasar cuando hay una cosa de padre-hija o madre-hijo donde uno es el travieso y el otro es el adulto que disculpa las macanas. Pedir perdón todo el tiempo no es significativo, no es creíble", apunta Alcuri.
También, recuerda el terapeuta, "están esos falsos perdones, donde te mandaste la tal macana y del otro lado te dicen `está bien, ya pasó` y después te la cobran y te la cobran, entonces no te perdonaron nada". Correa completa: "Es necesario contar con que quien nos ha perdonado, no va a usar eso como poder a futuro, como `saldo a favor en la cuenta`.
 Sin embargo, perdonar y olvidar no son la misma cosa, a pesar de que muchas veces desearíamos que lo fuera".
Pero si de asimetrías se trata, las hay de todo color. A veces, por ejemplo, el ofendido no quiere saber nada con el ofensor, ni siquiera escuchar el perdón. ¿Qué se hace en ese caso? "La pérdida del vínculo con alguien que nos importa por causa de algo que le hicimos nosotros es una de las situaciones más dolorosas que pueden vivirse. Pedir perdón en esas circunstancias, más que un acto derivado de la ética o de la reflexión, suele ser un intento desesperado y a veces excesivo en sí mismo, por recuperar el afecto perdido. Y cuando ese perdón se concede, no siempre restituye la situación previa. Como dice (Joaquín) Sabina: `No le pido perdón, ¿para qué?, si me va a perdonar porque ya no le importa`".
ACCIÓN, MÁS QUE PALABRAs. En su libro Effective Apology (Disculpa efectiva), el escritor estadounidense John Kador, de los autores que más ha investigado el tema, explica que pedir perdón es una de las habilidades sociales más complejas: requiere empatía, humildad, arrepentimiento y compensación por el daño. Para Kador, el real signficado de la disculpa se ve en la acción y no en las palabras. La importancia de este punto fue comprobada por un estudio publicado en la revista Evolution and Human Behavior. Investigadores de la Universidad de Kobe, en Tokio, realizaron un experimento en el cual los participantes eran sometidos a una situación en la que eran víctimas de una ofensa. Mientras un grupo recibía sólo una disculpa, el otro obtenía una compensación junto con la disculpa.
 Éstos últimos percibieron el arrepentimiento de sus ofensores como mucho más sincero.
Otro estudio que aparece narrado en el libro de Kador tiene como protagonistas a los maridos. La compañía especializada en venta de joyas online Pearl Outleat se percató de que muchos de sus clientes, especialmente hombres, compraban perlas para acompañar sus disculpas a novias y esposas tras un conflicto. Para ver si esto les permitía desarrollar nuevas estrategias de marketing encargaron una encuesta a más de 8.000 clientes y, para su sorpresa, descubrieron que aquellos acostumbrados a pedir disculpas tras cometer un error, generalmente ejecutivos de empresas, llegaban a ganar más del doble que aquellos que no lo hacían. La mayor predisposición para pedir disculpas terminó siendo un predictor del nivel de ingresos de la persona.
El autor entiende que esto sucede porque los ejecutivos que no tienen problema para disculparse tienden a mantener mejores relaciones en sus negocios. "Aceptan mejor la responsabilidad cuando hay problemas. Por eso, arreglan mejor las cosas que aquellos que culpan a otros", escribe Kador.
Perdón parece ser una palabra mágica. Quizás no garantiza la redención, pero sin dudas inclina la balanza hacia su lado.



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: chiruca Enviado: 29/11/2010 14:16
Yo creo que mas simple que todo esta retaila que pones,. ami la verdad nunca me costo pedir perdon, quizas porque  yo me creo con mil defectos y no se puede contentar a todo el mundo y a veces sin quererlo hacemos daño a  alguie  asi que el decir sinceramente perdon es un examen de humildad

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: ·:*¨♡Mosa♡¨*:· Enviado: 17/11/2014 15:48
Mil gracias por estar y compartir deseo tengas un hermoso y bendecido inicio de semana corazon


 
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