Soy un hombre sensible,
de aquellos que conversan en voz baja,
mientras se masturban el alma.
No sé hacer...
mermelada de manzana,
ni mentir con la voz ni el alma
ni sé envolver con celofán azul
de palabras
a aquella mujer,
para regalár,
y dormir en su espalda.
No soy un hombre tranquilo,
que mastica mantequilla,
con la lentitud de una larva.
Tampoco soy un hombre dulce,
que con la miel de su voz,
a su víctima atrapa.
Soy
un lago de escombros,
que escombros deja,
allá por donde pasa.
Soy
una ciudad bombardeada
pero tengo alma