La preocupación es un sentimiento que genera nuestro cerebro al sentir la falta de algo, ya sea de alguna persona o no poder lograr los objetivos o cosas que queremos: regularmente, cuando algo no está bien, entramos en estado de pánico y nuestro cerebro y subconsciente generan una lista interminable de pensamientos negativos que ocasionan desequilibrio y sentimientos encontrados. Las preocupaciones predisponen tu mente y es muy difícil tener pensamientos positivos y ser objetivo.
Pero hay un dicho muy popular que dice "no te preocupes, ocúpate" y esto es algo real; si pasamos días y días preocupados por algo o alguien pero no hacemos nada por remediarlo, ¿qué necesidad hay de martirizarnos si con eso no vamos a solucionar nada? de aquí surge la parte de "ocúpate", sí, leíste bien, es hora de reaccionar y empezar a ocuparte de esas cosas que tanto te preocupan.
Determina qué cosas te están generando este sentimiento de preocupación y comienza por buscar lo que puedes hacer para aliviar este sentimiento y estar mejor.
En primer lugar sé objetivo y analiza si tu preocupación tiene o no fundamento, ya que la mayoría de las preocupaciones son creadas por nuestra imaginación y nunca llegan a suceder, pregúntate si eso que te preocupa te pone realmente en peligro y si no es así, bájale al estrés y tranquilízate, así tu mente dejará de imaginar pensamientos negativos.
Ahora deja de preocuparte y ocúpate de cambiar el rumbo de las cosas, si te es posible, analiza si puedes hacer algo para cambiar esta situación y si es así, pon manos a la obra y hazlo. Pero si después de pensarlo bien no hay nada que hacer, ¿para qué te preocupas?, si después de todo las cosas pasarán como deben ser.
En la vida debemos ser lo suficientemente inteligentes para distinguir las cosas que nosotros podemos cambiar, valientes para enfrentarlas y solucionarlas, pero también tener resignación con todo lo que se nos sale de las manos y aprender a soltarlo antes de que nos causen preocupación y afecte nuestra vida.
MARIA