Actuar por instinto o
por creencias populares en cuestión de salud puede resultar contraproducente.
Estos son algunos ejemplos de acciones equivocadas.
• Abrigarse
para sudar la fiebre
Cuando se tiene
fiebre, hay que evitar tres cosas: abrigarse, bañarse con agua helada y untarse
alcohol (pueden causar, sobre todo a los niños, una intoxicación etílica). Lo
recomendable es tomar un antipirético y destaparse o tomar baños de agua tibia
para reducir la temperatura corporal.
• En
hemorragia, la cabeza hacia atrás
Ante una hemorragia
nasal, lo primero que se debe hacer es presionar la nariz en la parte superior
con los dedos a modo de pinza e inclinar la cabeza hacia delante. De esta
manera la sangre drena hacia fuera para evitar tragarla o que pase a las vías
respiratorias.
• Tomar café
al despertar
El cuerpo tiene un
reloj interno que se encarga de aumentar el grado de alerta a primera hora de
la mañana con el incremento de la producción de cortisol. Estos niveles van disminuyendo
en las horas posteriores, por lo que resulta más efectivo posponer el consumo
de café (y su efecto estimulante) dos o tres horas después de levantarse, y no
al despertar como se acostumbra.
• Ver
televisión para dormir
Prender la televisión
o usar otros dispositivos electrónicos con pantalla antes de dormir disminuye
el tiempo y la calidad del descanso. Esto se debe a que la luz que emiten tiene
una longitud de onda que dificulta la producción de la melatonina en el
cerebro, hormona encargada de inducir y mantener el sueño.
• Saltarse el
desayuno
Una dieta equilibrada
exige cinco comidas al día: desayuno, almuerzo, merienda y cena. El
primero aporta energía para afrontar las tareas de la mañana y evita comer
demasiado en las comidas principales por un apetito excesivo. Es más importante
en los niños, porque sin desayuno y junto al sedentarismo, aumentan el riesgo
de obesidad.
• Fumar para
relajarse
La sensación de alivio
y relajación que se experimenta con un cigarrillo se debe a que calma el
síndrome de abstinencia. De hecho, fumar provoca ansiedad. Lo ideal entonces es
abandonar el cigarrillo definitivamente, porque el alivio en realidad genera más
dependencia.
• Cruzar las
piernas
Este acto afecta la
espalda (porque obliga a cargar todo el peso en un solo lado haciendo que la
columna se incline) y los músculos de la cadera. Sentarse siempre con las
piernas tocando el suelo y formando un ángulo de 90 grados entre las rodillas y
las caderas es lo ideal.
• Aplazar lo
difícil para el final
Comenzar por las
tareas más complejas transmite un mensaje de confianza y de no evitar el reto,
para afrontar el resto de tareas con una mayor seguridad (con esa sensación de
que lo peor ya ha pasado). El alivio y la tranquilidad redundarán en un mayor
rendimiento general en el día.
• Consumir
fruta de postre
La fruta contiene un
monosacáridos denominado fructosa que, ingerido tras la comida, provoca un
aumento rápido de los niveles de insulina en sangre y hace que todo lo comido
tenga más facilidad de convertirse en grasa. Además, en ocasiones produce
gases.
• Beber agua
en exceso
Demasiada agua obliga
a los riñones a eliminar más líquido y, con él, electrolitos que son necesarios
para el organismo, como el calcio, el potasio, el magnesio o el sodio. Lo
recomendable son dos litros y medio al día: en esta cantidad se incluyen
también los alimentos (un filete de carne a término medio tiene un 40 por
ciento de agua).
• Hacer la dieta de la
vecina
A la hora de ponerse a
régimen, es preciso tener en cuenta una serie de factores como el sexo, la
edad, las alergias e intolerancias alimentarias y enfermedades como la
hipertensión o la diabetes, que condicionarán el contenido nutricional y
calórico. Por eso, es fundamental no hacer la dieta de otras personas sin la
evaluación previa de un médico o nutricionista.
• Mucha o poca
sal
La sal solo es
perjudicial para quienes no la pueden eliminar, por lo que son ellos y no toda
la familia los que deben sustituir este condimento por otros como la cayena, el
romero o el orégano. Suprimirla en personas jóvenes con tensión baja puede dar
mareos, pérdidas de conocimiento o lipotimias. Lo ideal es ni mucha, ni poca.
• Tomar
analgésicos sin fórmula
Con el consumo de
analgésicos hay que ser especialmente cuidadosos: no es recomendable tomarlos
con demasiada frecuencia porque pueden generar una tolerancia y producir
efectos renales o gástricos negativos.
MARÍA