Pedazos de Amistad (Compártela, te sentiras mejor)
Yo pienso que el tiempo que pasamos con cada amigo es lo que hace a cada amigo tan importante. Las amistades se construyen de a pedacitos. Pedacitos de tiempo que vivimos con cada persona. No importa la cantidad de tiempo que pasamos con cada amigo, sino la calidad del tiempo que vivimos con cada persona. Cinco minutos pueden ser más importante que un día entero.
Así, hay amistades hechas de risas y dolores compartidos; otras de la escuela, otras de salidas, cine y diversión; también están aquéllas que nacen y no sabemos de qué o por qué, pero sabemos que están presentes.
Tal vez éstas estén hechas de silencios compartidos, o de mutua simpatía que no tiene explicación. Hoy también hay muchas amistades hechas sólo de emails, nuestras “amistades virtuales” nos hacen reir, pensar, y reflexionar…
Aprendemos a amar a las personas sin juzgarlas por su apariencia o modo de ser, sin poder etiquetarlas (como a veces hacemos inconcientemente). Hay amistades profundas que nacen así.
Saint-Exupéry dijo: “Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”. Pienso que el tiempo que pasamos con cada amigo es lo que lo hace tan importante.
Porque el tiempo “perdido” con amigos no existe, sólo es tiempo ganado, aprovechado y vivido. Son recuerdos para un momento o para toda una vida.
Un amigo se torna importante para nosotros y nosotros para él, cuando somos capaces, aún en su ausencia, de reír o llorar, de extrañar o querer estar bien cerca de él sólo para disfrutar de su compañía.
Podemos tener varios mejores amigos de diversas maneras. Lo importante es saber aprovechar al máximo cada minuto vivido y tener después, en nuestros recuerdos, horas para pasar con ellos, aunque estén lejos.
“TÚ MISMO ERES RESPONSABLE DE LO QUE COSECHAS… … Y APRENDE A COSECHAR LAS COSAS BUENAS…”
“El auténtico amigo es el que lo sabe todo sobre ti y sigue siendo tu amigo.” (Kurt D. Cobain)
A su vez, los hijos del vecino le pidieron una mascota a su padre.
El hombre compró un cachorro Pastor Alemán.
El vecino exclamó:
- Pero él se comerá a mi conejo!
- De ninguna manera, mi pastor es cachorro. Crecerán juntos, y serán amigos. Yo entiendo mucho de animales. No habrá problemas.
Y parece que el dueño tenia razón. El perro y el conejo crecieron juntos y se hicieron amigos. Era normal ver al conejo en el patio del perro y al revés.
Un viernes, el dueño del conejo se fue a pasar un fin de semana en la playa con su familia.
El domingo en la tarde el dueño del perro y su familia tomaban una merienda, cuando entró el perro a la cocina.
Traía al conejo entre los dientes, sucio de sangre y tierra, y además muerto. Casi matan al perro de tanto agredirlo.
Decía el hombre:
- El vecino tenia razón, y ahora que haremos?.
La primer reacción fue echar al animal de la casa como castigo, además de los golpes que ya le habían dado.
En unas horas los vecinos iban a llegar. Todos se miraban, mientras el perro afuera lamía sus heridas.
Uno de ellos tuvo la siguiente idea:
- Bañemos al conejo, lo dejamos bien limpiecito, despues lo secamos con el secador y lo ponemos en su casita en el patio.
Así lo hicieron; hasta perfume le pusieron al animalito. Quedo lindo! ‘parecia vivo’, decían los niños, y allá lo pusieron, con las piernitas cruzadas como si estuviese durmiendo.
Luego al llegar los vecinos se sintieron los gritos de los niños.
No pasaron cinco minutos cuando el dueño del conejo vino a tocar a la puerta, algo extrañado.
- Que paso?, le dijo su vecino.
- El conejo murió.
- Murió?
- Si, murió el viernes.
- Murió el viernes?
- Si, fue antes de que viajáramos. Los niños lo habían enterrado en el fondo del patio…
El gran personaje de esta historia es el perro. Imagínate al pobrecito, desde el viernes buscando en vano a su amigo.
Después de mucho olfatear, descubrió el cuerpo enterrado.
Que hace el? Probablemente con el corazón partido, desentierra al amigo y va a mostrárselo a sus dueños, imaginando poder resucitarlo.
El hombre tiene la tendencia a juzgar anticipadamente los acontecimientos sin verificar lo que ocurrió realmente.
Cuantas veces sacamos conclusiones equivocadas de las situaciones y nos creemos dueños de la verdad?
Pensemos bien antes de juzgar las acciones de los demás y de emitir juicios sobre las situaciones, pero no dudemos en someter a un severo juicio a nuestros propios pensamientos y actitudes.