Yo, sólo soy ésa a la cual amas con el pensamiento; ésa que se ha metido dentro de tu mente y de tu alma sin querer marcharse; ésa a la que tienes tanto miedo de amar…
Yo, sólo soy ésa que te siembra dudas; ésa que te hace escapar de tu realidad; ese fantasma que en las noches te acaricia mientras duermes, y vela tu sueño hasta despertar…
Yo, sólo soy ésa a la que te entregas en tus noches ardientes, sin inhibiciones, sin complejos, sin vergüenza; ésa que te pertenece en alma aunque su cuerpo no poseas; esa que te hace estremecer cuando en sus brazos vibras y te besa…
Yo, sólo soy ésa que con su ternura te hace tocar el cielo; ésa a la cual desnudas con tus palabras sedientas de amor; ésa que te hace pedir más y te lleva a la desesperación; ésa que te hunde en un gran abismo de pasión…
Yo sólo soy ésa que te hace temblar con su presencia; la cual te atrae como un imán hacia su lado; esa que absorbe tu pasión y que te enciende más y más pensando que nada es demasiado…
Yo, sólo soy ésa a la que haces el amor sin medida; en la que explotas tus ansias, tus deseos, tus fantasías; esa que te ama con una fuerza sobrenatural y que te lleva al éxtasis alcanzar…
Yo, sólo soy ésa que no te aparta de su lado; ésa que imagina cada gesto, cada abrazo; ésa que te envuelve, que te lleva; ésa que en su locura total te eleva…
Yo, sólo soy ésa que te obliga a luchar contra lo que no deseas, que te empuja a conocer lo que aún no has descubierto; que despierta tus sentidos, que acelera tus latidos; que sin siquiera rozarte te lleva hasta el paraíso…
Yo, sólo soy ésa de la que huyes; ésa que te hace sentir intenso, y que te hace suspirar; ésa que por más que intentes, ya no podrás olvidar…
Yo, sólo soy ésa tu condena, tu amor imposible; ésa que te hace dudar, que te confunde y que sutilmente te arranca las más bellas palabras que salen de tu alma y de tus labios: ¡te necesito, te deseo, te amo!...
Decidete a Volar! "Un pájaro que vivía resignado en un árbol podrido en medio del pantano, se había acostumbrado a estar ahí, comía gusanos del fango y se hallaba siempre sucio por el pestilente lodo. Sus alas estaban inutilizadas por el peso de la mugre, hasta que cierto día un gran ventarrón destruyó su guarida; el árbol podrido fue tragado por el cieno y el se dio cuenta de que iba a morir.
En un deseo repentino de salvarse, comenzó a aletear con fuerza para emprender el vuelo, le costó mucho trabajo porque había olvidado como volar, pero enfrento el dolor del entumecimiento hasta que logró levantarse y cruzar el ancho cielo, llegando finalmente a un bosque fértil y hermoso"
Los problemas son como el ventarrón que ha destruido tu guarida y te están obligando a elevar el vuelo o a morir. Nos cuesta abandonar nuestra rama, ese lugar de confort y seguridad. Cuando hablo de “confort” y “seguridad” no estoy diciendo que esto sea literalmente así, pero nuestro temor a enfrentar lo desconocido y nuevos retos, en muchas oportunidades nos tiende una trampa donde nos hace sentir “seguros” y “cómodos” en lo que ya conocemos, esto incluye nuestros condicionamientos del pasado, nuestras limitaciones personales y temores.
Nunca es tarde. No importa lo que se haya vivido, no importan los errores que se hayan cometido, no importa las oportunidades que se hayan dejado pasar, no importa la edad, siempre estamos a tiempo para decir Basta!, para oír el llamado que tenemos de buscar la perfección, para sacudirnos el cieno y volar Alto ! y muy lejos del pantano.
Abandona la vía segura y cómoda. Lánzate a la ruta incierta, llena de enigmas e inseguridades y hazlo solitariamente. Es necesario que asumas el riesgo de VOLAR