NO PERMITAS
No permitas Señor,
que sus pies desanden,
o su voz enmudezca
o su humanidad caiga yerta.
No permitas Señor,
que la lluvia moje sus años,
o que un vendaval borre sus sueños,
o sus ansias sean cristales rotos.
No permitas Señor,
que la soledad llene su espacio,
o que abanicos negros la agiten,
o que voces delirantes la enmudezcan.
No permitas Señor
que en su camino encuentre espinas,
o que muros insensatos trepen su mente,
o que puertas de hierro sean cadalsos.
No permitas Señor,
que cada día sea un viernes santo,
o que las palabras lapiden sus oídos,
o que los odios sean clavos de martirio.
No permitas Señor,
que quede hundida en la desesperanza,
o que sus flores pierdan el perfume,
o que sus rosas se llenen de espinas.
No permitas Señor,
que sus aguas de fe se enturbien inclementes,
o que la fresca hierba se convierta en lodo,
o que el manantial de vida se seque prontamente.
No permitas Señor,
que las dalias que sus manos tienden,
se marchiten antes que Tú las recibas,
antes bien acógelas en tu corazón.
Iris Giron Riveros