Son cantares las auroras,
como luz de la mañana
que trepan por mis oídos,
se apoyan en mi ventana.
Benteveos traen siempre
a la luz del nuevo día.
Cantan calandria y jilguero
compiten con alegría.
Alguna paloma azul,
en tardecita ahumada
se recoge ya en mi alféizar
y duerme hasta la mañana.
La despierta la gaviota
en su canción tan gentil
sonríe y sin detenerse
aplaude el día feliz.
Y con sus alas abrazan
al día y su Creador
pues la vida es un festejo
cual canto de ruiseñor.