ESTE NIÑO ES MI NIETO. Acaba de salir de las manos de Dios,
y tiene aún en los ojos el color de su cielo. Yo me asomo a
esos ojos recién abiertos a la vida, y es como asomarme
a un océano azul colmado de misterios infinitos.
¡Qué pequeño y qué grande es este niño! Diminuto rey,
tiene una feliz corte de nuevos bisabuelos y de abuelitos inaugurales,
de jóvenes tías abuelas, de alborozados tíos y tías, de primos
y primas jubilosos... Sus papá son sus esclavos y no duermen
de noche para velar su sueño.
Tomo en mis brazos a mi nieto y soy un desmañado. San Cristóbal
cargando al Niño Dios. Siento el latido de su corazón y ese latido
es de todo el universo. Mírame hijito, a ver si tus ojos me dicen
por qué llegó a mi vida el regalo de tu vida. Mírame, niño mío, para
sentir que me está mirando Dios.
De: Abuelitas, abuelitos y otros ángeles benditos
Armando Fuentes Aguirre "Catón"
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