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Respuesta  Mensaje 1 de 51 en el tema 
De: MARTY  (Mensaje original) Enviado: 26/11/2012 14:19

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

 

 -Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

 

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

 

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

 

-Es muy sencillo -respondió el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda y así sabremos lo que dice el que me tragué...

 



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Respuesta  Mensaje 7 de 51 en el tema 
De: Katrala Enviado: 27/11/2012 16:30

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

 

-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

 

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

 

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

 

-Es muy sencillo -respondió el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda y así sabremos lo que dice el que me tragué...

  

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Respuesta  Mensaje 8 de 51 en el tema 
De: MARTY Enviado: 28/11/2012 00:52

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

-Es muy sencillo -respondió el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda y así sabremos lo que dice el que me tragué...

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Respuesta  Mensaje 9 de 51 en el tema 
De: Stormy Enviado: 28/11/2012 04:54
 

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber  asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

 

-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

 

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

 

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

 

-Es muy sencillo -respondió el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda y así sabremos lo que dice el que me tragué...

  

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Respuesta  Mensaje 10 de 51 en el tema 
De: susanna Enviado: 28/11/2012 05:43

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber  asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

 

-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

 

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

 

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

 

-Es muy sencillo -respondió el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda y así sabremos lo que dice el que me tragué...

  

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Respuesta  Mensaje 11 de 51 en el tema 
De: javier-m Enviado: 28/11/2012 14:23
 

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber  asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

 

-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

 

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

 

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

 

-Es muy sencillo -respondió el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda y así sabremos lo que dice el que me tragué...

  

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Respuesta  Mensaje 12 de 51 en el tema 
De: MARTY Enviado: 28/11/2012 22:31

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

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Respuesta  Mensaje 13 de 51 en el tema 
De: susanna Enviado: 29/11/2012 00:54

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber  asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

 

-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

 

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

 

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

 

-Es muy sencillo -respondió el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda y así sabremos lo que dice el que me tragué...

  

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Respuesta  Mensaje 14 de 51 en el tema 
De: Stormy Enviado: 29/11/2012 02:20

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber  asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

 

-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

 

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

 

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

 

-Es muy sencillo -respondió el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda y así sabremos lo que dice el que me tragué...

  

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Respuesta  Mensaje 15 de 51 en el tema 
De: MARTY Enviado: 29/11/2012 15:21

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

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Respuesta  Mensaje 16 de 51 en el tema 
De: javier-m Enviado: 29/11/2012 16:55

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber  asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

 

-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

 

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

 

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

 

-Es muy sencillo -respondió el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda y así sabremos lo que dice el que me tragué...

  

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Respuesta  Mensaje 17 de 51 en el tema 
De: Stormy Enviado: 30/11/2012 02:53

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber  asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

 

-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

 

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

 

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

 

-Es muy sencillo -respondió el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda y así sabremos lo que dice el que me tragué...

  

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Respuesta  Mensaje 18 de 51 en el tema 
De: susanna Enviado: 30/11/2012 03:06

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber  asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

 

-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

 

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

 

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

 

-Es muy sencillo -respondió el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda y así sabremos lo que dice el que me tragué...

  

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Respuesta  Mensaje 19 de 51 en el tema 
De: javier-m Enviado: 30/11/2012 16:18

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber  asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

 

-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

 

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

 

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

 

-Es muy sencillo -respondió el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda y así sabremos lo que dice el que me tragué...

  

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Respuesta  Mensaje 20 de 51 en el tema 
De: Stormy Enviado: 01/12/2012 04:49

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber  asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

 

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Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

 

-Pero, ¿qué ha hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?

 

-Es muy sencillo -respondió el hombre-. Es cuestión de leer el papel que queda y así sabremos lo que dice el que me tragué...

  

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Respuesta  Mensaje 21 de 51 en el tema 
De: susanna Enviado: 01/12/2012 05:11

Cuenta una antigua leyenda que en cierta ocasión un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber  asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca. El juez, también comprado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado:

 

-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.

 

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "culpable". El pobre hombre, aun sin saber los detalles de la trampa, sospechaba que había algo mal. El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:

 

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