EL GRAN ANHELO
Aquí estoy, sentado entre mi hermana la montaña y mi hermana la mar.
Los tres somos uno en nuestra soledad y el amor que nos une es profundo,
fuerte y extraño. En realidad, este amor es más profundo que mi hermana
la mar y más fuerte que mi hermana la montaña y más extraño que lo insólito
de mi locura.
Han pasado eones y más eones desde que la primera alborada gris nos
hizo visibles uno al otro; y aunque hemos visto el nacimiento, la plenitud
y la muerte de muchos mundos, aún somos vehementes y jóvenes.
Somos jóvenes y vehementes, y no obstante estamos solos y nadie nos
visita, ya pesar de que yacemos en un abrazo casi completo y sin trabas
no hemos hallado consuelo. Pues, decidme: ¿Qué consuelo puede haber
para el deseo controlado y la pasión inexhausta? ¿De dónde vendrá
el flamígero dios que dé calor al lecho de mi hermana la mar? ¿Y qué
torrente aplacará el fuego de mi hermana la montaña? ¿Y qué mujer podrá
adueñarse de mi corazón?
En el silencio de la noche, en sueños, mi hermna la mar susurra el ignoto
nombre del dios flamígero y mi hermana la montaña llama a lo lejos al fresco
y distante dios-torrente. Pero yo no sé a quién llamar en mi sueño.
Aquí estoy sentado, entre mi hermana la montaña y mi hermana la mar.
Los tres somos uno en nuestra soledad, y el amor que nos une es en
verdad profundo, y fuerte y extraño.....
KHALIL GIBRÁN
De: El loco