UNA VEZ MÁS CON SENTIMIENTO

Hay veces en que la vida nos sorprende y puede suceder cualquier cosa, incluso aquélla, precisamente que estábamos esperando.
Ellen Glasgow
De repente, el Viejo Año irrumpe con un estallido de energía. Ha llegado la hora de marcharse. Abre doce baúles que estan esperando y frenéticamente intenta guardar en ellos todos los tesoros de los pasados meses, para llevárselos consigo a ese lugar desconocido más allá de las estrellas, nos dice la escritora británica Phyllis Nicholson en Country Bouquet (sabor campestre) una autobiografía de una año de su vida publicada en 1947. Resulta difícil creer que hace exactamente cuatro estaciones recibimos el mismo regalo. Si no valoramos cada día cuando nos saluda, ¿notamos siquiera su llegada o su partida? Si no lo hacemos, ¿qué nos hemos perdido?
El Viejo Año lo sabe, y es precisamente por eso que no permite que un placer sensorial de este último año se le escape de la mano. "Los narcisos de ayer, la falda con rosas bordadas del mes de junio, el manto ambarino del sol de septiembre. Con manos codiciosas, se cierne sobre la abundancia de hermosura que lo rodea, temeroso de emprender solo su largo y oscuro viaje hacia el vacío que nos separa de la eternidad. Pero él no puede llevarse consigo esta belleza. Hay demasiada. ¿Cómo puede la naturaleza empaquetarse en doce pequeñas cajas? Tras él caen aromas de lila, prímulas, lirios cerúleos, hojas verdes y amarillas, ramas desnudas de gélida plata. Sale la luna llena dando tumbos, brillante como una reina en la noche. El Viejo Año alarga la mano para tocar el arco iris pero éste se le escapa en su apresuramiento . ¿Y qué hay del canto del ruiseñor, el aroma del heno y la reseda? Estos no nos los puede robar el Año Viejo, ya que están encerrados para siempre en nuestros corazones"
¿En serio? ¿Lo están?
Una última mirada. Un acorde menor. Otro sabor. Otra textura. Una fragancia final para recordar. ¿Puedes empezar a elegir? Gracias a Dios, no tenemos que hacerlo.
"Una.... dos.... las campanas de medianoche sobre los fríos y silenciosos campos" escribió Phyllis Nicholson hace más de medio siglo. Abrimos la puerta para que salga el Viejo Año con todo el botín que pueda llevarse. Pero la carga es demasiado pesada " No podemos atesorar ni la vida ni el amor. "La deja caer en el umbral depositando las riquezas de los cortos doce meses amontonados a nuestros pies"
Y nosotros las recuperamos de nuevo. Agradecidos, los días que antaño nos parecían ordinarios ahora brillan en un simple esplendor, Por fin nos hemos vuelto razonables.
¡FELIZ AÑO NUEVO 2010, PARA TOD@S!
Deseándoles muchas bendiciones con mucho cariño,
Berna


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