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La felicidad humana no se logra con grandes golpes de suerte, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días (Benjamín Franklin, 1.706-1.790. Político, científico e inventor estadounidense).
Reflexión:
Contrariamente a lo que mucha gente piensa, la felicidad no depende de la suerte, ni de los bienes materiales, ni esta supeditada a nuestro poder adquisitivo. Depende únicamente de nuestro interior, que es en definitiva el que determina el significado que damos a cada acto o situación. Según nuestra manera de ser y del grado de conocimiento que tengamos sobre la realidad y trascendencia de nuestro ser, daremos un determinado sentido a las cosas y en vez de hacer de la vida un valle de lagrimas, podemos hacer que sea un lugar maravilloso donde vivir todo tipo de experiencias, necesarias para nuestro crecimiento personal y espiritual.

Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida en realidad, es una calle de sentido único (Agatha Christie, 1890-1976. Escritora británica de novelas policíacas conocida como la reina del crimen. También escribió novelas románticas bajo el seudónimo de Mary Westmacott).
Reflexión:
La vida es sin ninguna duda, una calle por la que todo ser vivo circula siguiendo siempre una misma dirección. La que sigue el camino evolutivo que todos recorremos a través de nuestras vivencias y en la que cada paso que damos es irreversible, sin que haya la más mínima posibilidad de dar vuelta atrás. Todo cuanto existe, sigue este camino de sentido único que tiende a elevarse a niveles superiores obedeciendo con ello a una Ley del Creador. El Universo entero sigue esa tendencia ascendente en el sentido de la superación, mientras se dirige hacia la Esencia Superior.

La lectura es como el alimento; el provecho no está en proporción de lo que se come, sino de los que se digiere (Jaime Luciano Balmes, 1810-1848. Filósofo, apologista, sociólogo, político y teólogo español).
Reflexión:
Una lectura realizada de forma rápida y mecánica, por extensa que ésta sea, poco provecho suele dar, porque no se trata de la cantidad de información que contiene sino de la comprensión y posterior asimilación que hagamos de la misma. Para que una lectura sea realmente provechosa, es conveniente emplear el tiempo necesario para razonar su contenido, el cual una vez digerido y asimilado, nos aporta sabiduría y pasa a formar parte de nuestros conocimientos, que podemos aplicar si llega el caso, en nuestra vida cotidiana.

Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo (Marco Tulio Cicerón 106 AC-43 AC. Escritor, filósofo, orador y político romano).
Reflexión:
Muchas son las personas que en su hacer diario siguen condicionadas por lo que opinen o digan de ellas los demás. Una errónea actitud, que les perjudica seriamente, privándoles de ejercer su libertad y posiblemente con el agravante de no sentirse bien consigo mismas, por obrar en contra de lo que piensan y sienten en su interior. Precisamente, lo correcto es hacer todo lo contrario, y seguir el dictado de nuestra conciencia que sabe mucho mejor lo que nos conviene, puesto que conoce nuestros pensamientos, sentimientos y obras, y por lo tanto, es ella quien más puede pesar a la hora de decidir o llevar a cabo alguna acción. Sin embargo, la opinión ajena, desconoce por completo todo cuanto ocurre en nuestro mundo interior, que por su particularidad es completamente diferente a cualquier otro, ya que cada persona es original y única por naturaleza.

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