¡Dime!
¿a ti no te pasa el no poder recordar
lo que anoche habías soñado?
ese beso que apasionado,
quedó en tu boca guardado,
por que no te olvides que
el amor se vuelve vengativo,
cuando lo llevas sin aviso, al olvido…
¿A ti no te pasa?
¿que hay ecos de pasión y de gloria,
que no puedes borrar de tu memoria,
por que ya son parte de tu propia historia?
Es como querer ignorar el rocío y la sutil mariposa,
cuando en la rosa se desliza y se posa…
y es ese loco afán de querer permanecer,
junto a quien nunca nos ha de querer,
y a quien nunca hemos de ver…
Pero tengo latente el consuelo y la esperanza,
al saber que no hay leyes ni convenios,
que nos anulen los sueños,
y que la vulgaridad jamás ha de tener
con el alma afinidad
y esa es la única verdad…
Que se puede reír, que se puede llorar,
pero también se puede hasta la locura amar,
y de la vida y de sus cosas disfrutar…
¡Mira como luce con su brillo la luna
sobre las olas del mar!
Hoy estoy triste
y a sus orillas he de ir a rezar,
para que DIOS de ti me haga olvidar.
¿acaso no sabes que el amor es presencia,
no meses de soledad y ausencia?
ese proceder tiene nombre
y se llama indiferencia
y el desamor, siempre es dolor…
Son cosa que pasan…
¡lo se!
y han de seguir pasando,
mientras exista en la tierra
un ser que del amor se esté burlando.
Pero yo a ese hombre enamorado
lo he de seguir esperando,
y será DIOS que me dirá hasta cuando,
por que solo él, tiene poder
y voz de mando…
y yo necesito para vivir
¡seguir amando!
*
María Ofelia Reimundo
ARGENTINA
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