PARA LOS AMANTES DE LOS GATOS
Esta tarde al salir de mi casa vi a una pareja de gatos que estaban copulando a considerable altura, en una estrecha repisa que no tenia mas que un palmo de ancho. El de encima era negro con manchas blancas; la de abajo color canela. Me ha sorprendido la escena, porque los mininos han sido siempre bastante recatados en sus efusiones amatorias. Lo acostumbrado es que lo hagan en lugares obscuros y apartados de miradas indiscretas. No sé si los felinos que he visto esta tarde son tan excepcinalmente modernos y liberados por el influjo de los programas televisivos, o si es que las autoridades han decidido impartir a los micifuces algún taller de sexualidad, similar a los que ahora se estilan, para adoctrinar a los escolares. No comprendo por qué los dos rijosos gatitos habían elegido refocilarse un lugar tan incómodo y peligroso como aquella repisa. Sólo de mirarlos sentí vértigo y temí que, al llegar el momento culminante, les desbaratase la fiesta algún mal movimiento, que diera con ellos en tierra y les hiciese perder alguna de las siete vidas que se les atribuyen. Pero tambien es posible que lo dificultoso y arriesgado del tálamo les acrecentase el morbo de la aventura. Amí me parecen, sin embargo, preferibles la seguridad y el sosiego que generalme es lo apreciado por los gatos, que son de natural conservadores y burgueses. Por ello al contemplarlos esta tarde me vino a la mente uno coplilla que cantabamos en mi juventud y que decía así.
Un gato y una gata poco expertos
se fueron juntos a jugar a un huerto.
Se subieron a las ramas de un ciruelo
y cayeron los dos juntos al suelo.
MORALEJA
Si quieres conquistar a la que amas
no te andes nunca por las ramas.
Una sabia enseñanza que deberían aprender los atrevidos gatos de la casa del vecino.
CEFE