Árbol, Amigo mío, Ahí estás tan herido, Desangrando de gran dolor, Con tus largos brazos tan caídos, Con tus hojas arrugadas y quebradas Y desde el centro de ti, tu corazón afligido, Se va muriendo entre las sombras de la noche, Para desfallecer, caer y luego quedarse dormido, Silenciando y llevando lejos, el viento sus latidos.
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