Acabo de enviar a Dios para ti,
Una pequeña y ferviente oración.
Y sé que me oyó porque sentí
La respuesta en mi corazón.
No pedí riquezas, ni fama mundial,
sabía que no te importarían.
Sino las mejores bendiciones
De un tesoro que eternamente duraría.
Le pedí que estuviera cerca de ti
Del principio al fin de cada día.
Que te concediese buena salud
Y amigos por toda tu vida.
Con deseos de inmensa felicidad
Hice esta pequeña oración para ti,
Y su Grandiosa Protección
Fue lo que más pedí...