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Cuando
vienen las olas
Un niño se hizo un barquito de madera y salió
a probarlo en el lago, pero sin darse cuenta, el botecito, impulsado por un
ligero viento, fue más allá de su alcance. Apenado corrió a pedir ayuda a un
muchacho mayor que se hallaba cerca, para que le ayudara en su apuro. Sin decir
nada, el muchacho mayor empezó a coger piedras y echarlas, al parecer en contra del barquito.
El pequeño pensó que nunca tendría su bote
otra vez y que muchacho grande se estaba burlando de él, hasta que se dio
cuenta que en vez de tocar el bote, cada piedra iba un poco más allá de éste
y originaba una pequeña ola que hacía retroceder el barco hasta la orilla.
Cada piedra estaba calculada. Por último,
el juguete fue traído al alcance del niño pequeño, quien quedó contento y
agradecido con posesión de su pequeño tesoro. A veces ocurren cosas en
nuestra vida que parecen desagradables, sin sentido ni plan; pero si
esperamos un poco nos daremos cuenta de que cada prueba, cada tribulación, es
como una piedra arrojada sobre las quietas aguas de nuestra vida, que nos
trae más cerca de la felicidad.
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