El Hada. William Blake.
Acudid, gorriones míos, flechas mías. Si una lágrima o una sonrisa al hombre seducen; si una amorosa dilatoria cubre el día soleado; si el golpe de un paso conmueve de raíz al corazón, he aquí el anillo de bodas, transforma en rey a cualquier hada.
Así cantó un hada. De las ramas salté y ella me eludió, intentando huir. Pero, atrapada en mi sombrero, no tardará en aprender que puede reír, que puede llorar, porque es mi mariposa: he quitado el veneno del anillo de bodas.
Besitos
Mabel |