"Verdaderas Mamás”
(por Isabel Allende)
Siempre que quieren hablar de madres en la televisión muestran mujeres con chicos en los brazos, sonrientes, dulces, cariñosas, sin una pizca de cansancio, espléndidamente maquilladas y a eso agregan maravillosas frases de posters.
¡¡Mentiras!!!
Las mamás no somos abnegadas amantes del sacrificio y aguerridas guerreras que todo lo pueden. (Aunque más de una vez queremos abarcar todo.).
Las mamás lloramos abrazadas a la almohada cuando nadie nos ve, pedimos anestesia en el parto. Pedimos disculpas cuando están dormidos por los gritos y enojos de la mañana, besamos sus caras cuando duermen y les decimos cosas bonitas aunque nadie se de cuenta. Madres que en todos los idiomas, tenemos que poner el despertador a las 2 de la mañana para ir buscarlos a una fiesta.
Cuando les decimos que no se peleen con ese compañerito que les dice “enano” o “cuatro ojos”, y les damos toda clase de explicaciones conciliatorias, en realidad querríamos tener el cogote del pequeño verdugo entre nuestras manos.
Y también pensamos que la vieja de geografía es un mal bicho cuando les baja la nota porque no saben cuántos metros mide el Aconcagua que, al final, a quién le importa. Pero no lo podemos decir!
No es que nos encante pasarnos horas en la cocina tratando de que el pescado no tenga gusto a pescado y disimulando las verduras en toda clase de brebajes, en lugar de tirar una hamburguesa a la plancha o un simple lonche. Es que tenemos miedo de que no crezcan como se debe.
No lo hacemos por ustedes. Lo hacemos por nosotras. Porque ser mamá no tiene que ver con embarazos, pañales y sonrisas de comerciales. Ser mamá tiene que ver con querer a alguien más que a una misma. Con sercapaz de cualquier cosa con tal de que ustedes no sufran. NADA, nunca, jamás.
Ustedes nos hacen felices. cuando les encantan nuestras milanesas, cuando nos consideran sabias por contestar todas las preguntas de los concursos de la tele. Cuando vienen llorando a gritos porque se rasparon la rodilla y nos dan la posibilidad de darles consuelo y curitas. Cuando recién levantadas nos dicen: “Qué linda que estás, mamá”.