REITERACIÓN
Enfermaron las
lágrimas sus ojos, arrancándole el brillo a la mirada, filtrándose hasta
el fondo de la almohada más de triste abandono que de enojos. Precintó el
corazón con diez cerrojos, y se evadió a su sombra en retirada, de amor
dolida, de vivir cansada, quedando de su ayer sólo despojos. Desangrándose
el alma en tanta espina, se prometió no restaurar la ruina infligida a su
vida en tal fracaso. Y se dejó dormir en su agonía, sin advertir que al
despertar un día volvería a beber del mismo vaso. Francisco
Álvarez-Hidalgo

|