Te recuerdo como eras
en el último otoño. Eras la
boina gris y el corazón en calma. En tus ojos peleaban las llamas
del crepúsculo. Y las hojas caían en el agua de tu alma. Apegada a
mis brazos como una enredadera, las hojas recogían tu voz lenta y en
calma. Hoguera de estupor en que mi sed ardía. Dulce jacinto azul
torcido sobre mi alma. Siento viajar tus ojos y es
distante el otoño: boina gris, voz de pájaro y corazón de casa hacia
donde emigraban mis profundos anhelos y caían mis besos alegres
como brasas. Cielo desde un navío. Campo desde los cerros. Tu
recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma! Más allá de tus
ojos ardían los crepúsculos. Hojas secas de otoño giraban en tu
alma. PABLO NERUDA
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