Amor
tardío
Tardíamente, en el
jardín sombrío, tardíamente entró una mariposa, transfigurando en alba
milagrosa el deprimente anochecer de estío. Y, sedienta de miel y de
rocío, tardíamente en el rosal se posa, pues ya se deshojó la última
rosa con la primera ráfaga de frío. Y yo, que voy andando hacia el
poniente, siento llegar maravillosamente, como esa mariposa, una
ilusión; pero en mi otoño de melancolía, mariposa de amor, al fin del
día, qué tarde llegas a mi corazón... D/a
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